Queda media hora
para que finalice el 4 de octubre. Hoy ha sido tu cumpleaños. Y no ha sido
conmigo. Porque lo arruiné todo. Porque no he sabido gestionarme ni gestionar
lo que pasaba a mí alrededor. Siento tanto.
Entiendo que
ahora mismo no soy quién para hablarte ni desearte un feliz cumpleaños. Que no
quieras saber de mí. Pero no puedo remediarlo. Estás en mi cabeza. En mi
corazón. En las lágrimas.
Espero que hayas
tenido un gran cumpleaños. Que los 31 te sienten mejor que los 30 y los 29 que
viviste conmigo. Espero que la vida te sonría, y dejes que yo algún día vuelva
a sonreír contigo.
Te echo de
menos.