¿Qué más da que vayas a un asadero o chuletada? En cualquier caso tus tenis o playeras van a acabar canelas. ¿Qué más da que prepares roscas o cotufas? El colegaso siempre va a traer unas garimbas para aliviar los síntomas de la calufa. Da igual que sea tropical o dorada, siempre y cuando vaya acompañado de una buena compañía a la sombra de las parras en una partida de envite. Porque todos sabemos que somos diferentes. Porque todos sabemos que tenemos una hora más que el resto. Porque tenemos la suerte de poder elegir playa, montaña e incluso nieve. Porque todos sabemos que el Club Deportivo Tenerife y la Unión Deportiva Las Palmas son los mejores equipos del mundo, y que no jugamos la Champions porque nos tienen miedo. Porque cuando refresca, el pullover o suéter que llevas en el coche te saca de un apuro. MIS NIÑOS! Porque hoy es el día de todos nosotros! El Hierro, La Gomera, La Palma, Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife. Porque tenemos la suerte de haber nacido y crecido aquí. FELIZ DÍA DE CANARIAS!!!
30 de mayo de 2013
7 de mayo de 2013
Cuando
cumplí los 15 años, me dijeron que debía pedir un deseo y que a la larga de mi
vida se concedería, pues cuando cumples 15 años, esa etapa en la que no sabes
si eres niño o adulto y que los que tienes a tu alrededor tampoco saben dónde
encasillarte, ahí cuando te dicen que eres un adolescente o una hormona con
pelos, el deseo que pidas es el más fuerte de todos. Pero tenía que ser un
deseo relacionado con lo primero que pensaras nada más soplar las velas. Así
que yo me concentré mucho y pedí algo que creía que para mí era algo
banal, eso que todo el mundo busca y que
casi toda la gente suele encontrar a lo largo de su vida. Amor. Nunca he sabido
por qué mi primer pensamiento fue que quería amor. Pero ese fue mi deseo, que
quería que me quisieran y yo querer. Pasó el tiempo y no vi mucho movimiento
relacionado con mi deseo. Y digo no mucho por no decir nada. Absolutamente
nada. Iba de casa a clase y de clase a casa; y nunca pasaba nada. Supongo que
con 15 años lo que esperas es que aparezca algo que abra los cielos y se te
presente así, de repente, sin mucha explicación. Veía a mis amigas con sus
novios, y yo a la más mínima insinuación salía por patas. Me refugiaba en decir
que tenía cosas que hacer porque estaba convencida de que el amor que había
pedido no lo tenía que construir yo, si no que ya venía preparado y listo para
comer. Así fueron pasando los años, hasta que un día olvidé mi deseo. Dejé de
darle importancia. Empezó a parecerme la tontería más grande del mundo haber
pensado que alguien se podía enamorar de mí. Y un día por arte de magia, me
enamoré y me sentí querida. Pero esa no es la historia que quiero contar. No
quiero recordar si fue bonita o fea esa experiencia de mi vida, de si me
gustaría volver a repetirla o quiero dejarla en el cajón más oscuro de mi
habitación. La historia que yo quiero contar es como, sin haberme dado cuenta,
mi deseo con 15 años ya estaba más que cumplido antes de soplar las velas. Y
tuve que darme cuenta varios años después, al notar que era importante para
alguien. Me di cuenta de que ya por aquel entonces era importante para muchas
personas. Tenía el amor de mis padres, de mi hermano y de todos esos amigos que
han ido caminando a mi lado. Todos ellos me han ayudado a levantarme cada vez
que me he caído. Han estado todas esas veces que me he reído de mi misma y se
han reído conmigo. Que he sido feliz. Y ese, ese es el mejor amor de todos. Y
ese, queridos míos, es el amor que deseo a partir de ahora. Quiero amor que me
de felicidad, que me ayude a levantarme en los peores días y que me diga en los
mejores que ya es hora de irse a dormir.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)