14 de febrero de 2013

Instrucciones para perder a tu mejor amigo:

1º Espera a que te diga que te quiere.
2º Dile que sientes lo mismo.
3º Date cuenta que estás borracha y propón hablarlo mejor cuando estéis lucidos.
4º Espera sentada a que se acuerde lo que te ha dicho.
5º Recuérdele después de dos semanas lo que te ha dicho.
6º Hazte la ofendida cuando te diga que lo que le dices nunca ha pasado.
7º Espera a que se ría de ti.*
8º Dile “buenas noches” cuando todo eso pase. (Eso o alguna frase con la que se dé a entender que no vas a volver a hablarle)*
9º Elimínelo de toda red social y espera sentada a que se dé cuenta. (No se dará cuenta)*
10º Ya has perdido a tu mejor amigo.

*Los pasos 7,8 y 9 son opcionales, pero para acabar mejor con la relación serían varios pasos claves.

Y así, señores y señoras, se pierde a tu mejor amigo, esa persona con la que has compartido todo y más de lo que has compartido con cualquier persona. Da igual lo transcurrido en años, lo bonito que haya sido estar con él las noches de verano paseando por la playa, o las llamadas interminables en las que planeabas vuestro futuro juntos. Da igual que hayáis tenido la historia de amor más bonita del mundo. Da igual que cada vez que lo ves quieras besarle y sabes que él quiere hacer lo mismo. Da igual que hayas aguantado noches en vela porque él estaba mal. Da igual que siempre os perdonéis todo. Da igual que no tengas nada que ofrecerle y el tampoco tenga nada que ofrecerte. Da igual que aparezca y te sonría con esa sonrisa perfecta. Da igual que llueva o truene, porque siempre ha estado cerca de ti. Da igual que cuando hables de él en tu mirada se denote ternura y amor. Da igual todo. Porque llega un día que te cansas de escuchar las mismas gilipolleces siempre. Porque en tu mirada también habrá odio y rabia. Porque la historia de amor ha sido la más amarga del mundo. Porque nunca vais a tener un futuro juntos. Porque aunque os perdonéis, siempre vuelve a pasar, pero cada vez peor. Porque él no tiene ya nada que ofrecerte y no quiere lo que tú le ofreces. Porque la sonrisa no basta. Porque viene con su perdón una y otra vez a revivir siempre el mismo dolor. Porque después de que llueva o truene, echa a correr por miedo a estar mucho tiempo en un mismo sitio.